Camino al Norte y más allá
- Vannesport
- 4 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 dic 2021
Yellow brick road es el camino asfaltado de ladrillos amarillos que Dorothy en El Mago de Oz sigue para ir a la ciudad Esmeralda. Desde entonces la expresión ha sido utilizada como un símbolo del camino al éxito. Lo interesante es que la expresión de Dorothy antes de empezar su camino de ladrillos amarillos es “Oh My! people come and go so quickly“* entonces ella empieza a caminar como si es una caminata en el parque.
Cuando llegué a Canadá, trabajé en una cafetería en la que aprendí a preparar lattes y sexy sandwiches, eran super raros, pero me encantaba. Me despertaba a las 4:45 am, caminaba para la estación de buses, a veces la nieve me llegaba a la rodilla, algo nuevo para mi. Yo era feliz, no me quejaba de nada, pero la gente, aunque generalmente amable, en las calles, en el tren, lucían como sin vida, como si todo lo hicieran por inercia: saludar, pedir cafe, comer, trabajar, etc. Es decir, vivían la vida en piloto automático.

Un día le pregunté a mi compañero de trabajo ¿por qué la gente parece tan desinflada, y algunos tan amargados, si lo tienen todo? Trabajos con títulos importantes, salarios que alcanzan para vivir bien, seguridad social, acceso a sanidad pública, noticieros que carecen de contenido (más tarde me dí cuenta que hablan de la misma noticia pícara porque no quieren tocar temas incómodos). Y me dijo algo que no se me olvidó pero que no entendí al principio.
- Son infelices V (A la gente joven le da flojera decir tu nombre), porque sus vidas son monótonas, hacen exactamente lo mismo todos los días, van al mismo trabajo, ven a la misma gente y realizan las mismas tareas para finalizar el día en casa, comer la misma comida y ver TV.
Me dijo con perfecto acento innato canadiense y sus bigotes de charro. Además de decirme que cuando nieva la gente tiende a deprimirse. Yo me juré que nunca me pasaría eso, que nunca sería así y que estaba de parte de mí hacer de mí vida un evento interesante y positivo. Luego de pasar unos años universitarios en los que me gradué de sobreviviente más allá de cualquier profesión. Tragar bombas lacrimógenas, rodar por una calle de Caracas porque un tipo me empujo para salvarme de una balacera (Dios bendiga al empujón), que un día no hay agua, que el otro hay que marchar, que el otro se paró el país pero a tu jefe no le importa cómo pero tienes que llegar sino no cobras, pues suena muy bien una vida en la que no pasa NADA.
Eventualmente, empecé a quejarme del clima, cosa que no es malo, quejarse del clima en Canadá es señal de que te adaptaste porque uno lo hace por socializar. Yo me adapté muy fácilmente a Canadá, pero eso es un arma de doble filo. Cuando ya aprendiste el idioma, ya te sabes las normas, te ubicas, te acostumbras, empiezas a vivir la vida en piloto automático, tal cual los canadienses que yo no entendía cuando llegué. El problema de eso es que de allí se deriva el estanque profesional y personal que está acompañado de la ansiedad, la crisis existencial, los divorcios, la improductividad, entre otros. Yo le llamo homeostasis vivencial, dejas de ver progreso, dinamismo, pierdes la capacidad de seguir creciendo como persona y como profesional. Una persona estancada no es un buen líder, seguro tienes una historia de un jefe que te ha hecho la vida miserable cuando no tenías la intención de serlo.
Hace un mes me fui de Canadá y no puedo negar que este país ha sido una escuela de cultura organizational, pero nuestra hispanidad es una escuela de resiliencia y para desafiar la homeostasis vivencial y seguir creciendo hacen falta ambas escuelas. En esta serie de videos quisiera compartir historias que nos acompañen en ese camino que quizás no esté precisamente asfaltado con ladrillos amarillos.
* la gente va y vuelve tan rápido
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